La historia de la minería submarina (I parte)
Esta semana realizamos un repaso por la historia de la minería submarina: cómo surgió y la legislación que se estableció para su práctica.
Los avances tecnológicos en la sociedad han sido de gran ayuda para el desarrollo de esta, especialmente, ya que han permitido la mejora de la calidad y el nivel de vida de las personas. Pero este desarrollo ha conllevado a una mayor sofisticación y necesidad de los materiales empleados en la industria. Para cubrir esta demanda creciente, el avance en la minería subterránea ha sido necesario, ya que los minerales tan necesarios para la industria moderna son escasos en la superficie.
Es por esto que, durante la época de los 60 y 70, se comenzó a barajar la idea de desarrollar una tecnología capaz de poder explotar minas en el fondo oceánico. Hay que destacar que el 70% de La Tierra está cubierta por mares y océanos, siendo estos terrenos submarinos desconocidos para los seres humanos. Gracias a la ciencia, se ha descubierto que existen grandes depósitos marinos de minerales como: el níquel, el cobalto, el oro y el manganeso, siendo estos de gran importancia para el avance de la tecnología, la industria y la sociedad en general.
Uno de los primeros depósitos ricos en minerales, como el hierro y el manganeso, fue descubierto en 1868 en el fondo marino del Mar de Kara (Zona del mar del Glacial Ártico). Posteriormente, se descubrieron nuevos depósitos marinos en la isla de El Hierro (Canarias). Estableciendo la ciencia que existen grandes posibilidades de encontrar depósitos marinos ricos en minerales, en zonas de gran actividad hidrotermal.
Con el aumento del interés de las grandes potencias por explorar y explotar las minas submarinas, se creó la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (en inglés: International Seabed Authority (ISA)), con el objetivo de regularizar estas actividades.
La ISA, en primer lugar, delimitó las zonas marítimas en función de lo estipulado en la ‘Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho Internacional del Mar’ de 1982. Delimitando al océano en cuatro zonas: